
Ajusten sus relojes
” Porque vivir conforme es ser un esclavo, y no quiero robarles la idea de que es posible vivir de otro modo”
A veces me digo que es de tontos seguir creyendo,
que no tendrán futuro entre mis manos,
pues el desánimo lleva meses dejando caer su gravedad sobre mí,
sin respiro,
sin darle tregua a este desaliento.
Se engancha a las esquinas de mi cama
y frena mi compromiso con quienes más me necesitan.
Son mañanas grises en las que el cielo no acompaña
y mancha mis ideales,
y pierdo el norte,
y lo sé,
pero no encuentro la manera de empapelar la mierda que hiere al mundo,
agarrarla como una pelota de béisbol
y lanzarla al abismo,
alejándola de las paredes de mi isla de experimentos.
Pero también sé que cuando cruzo el umbral estoy en mi refugio,
que me espera una familia con piel nueva y ánima en construcción
que no presienten mi desánimo, ni temen mis males,
pues desconocen que ahí fuera están mercantilizando sus libertades.
Por eso aún sigo en la batalla,
porque quiero que identifiquen a esas sanguijuelas que se adhieren a la espalda del sistema
cuando la cámara se da un respiro,
y desangran con dobles vidas la humanidad que emanan las constituciones
que establecen para ellos.
Por eso hay días como hoy que toca revelarse,
salir de nuestra isla,
arrancarle las páginas a sus libros
y pisotear juntos sus dogmas sedantes enfrente de sus palacios.
Días en que merece la pena convertirse en luciérnaga
para abrirle los ojos e iluminarle la vida a quien te equilibra el desánimo.
Personitas que le dan sentido a tus lunes
cuando los titulares de domingo te arrollan.
Personitas que se visten de fábula dentro de un cascarón,
al que picotean, y picotean,
atravesando contigo las murallas de la disconformidad.
Porque vivir conforme es ser un esclavo,
y no quiero robarles la idea de que es posible vivir de otro modo.
A lo grande,
humanos y críticos,
con la consciencia limpia.
No es utopía,
llamémosle esperanza planeada,
porque todo puerto con faro es alcanzable,
y porque aunque sé que los relojes del mundo ya están entregados a otras manos,
-y yo seguiré con mis días grises-
también sé, que cada uno de ellos es capaz de ajustar el rumbo de sus manecillas.
Lo de la “esperanza planeada” me ha dejado muda. Son esos conceptos que te inventas y que logran sintetizar tratados y hasta enciclopedias. Lo que te decía en aquella cena española. Por cierto, la buena noticia es que esas nubes borrascosas, esos tormentos lunáticos (de luna y de lunes), desaparecen por completo cuando comprendes ciertas cosas. Y en eso estamos.