
Rutinas de antaño
Divaga el turista fruto de la impaciente lluvia. Se detiene agazapado bajo el alero hospitalario en la esquina de las lenguas antiguas, donde se chismorrea que tras la establecida aguada matinal florecen las viejas virtudes locales. Regresan cuando el Lorenzo golpea las fachadas de bahareque, endulzando la belleza de las rutinas de antaño. Esas que el tiempo aún mece en la deshora de minutos olvidados. Quiero esta imagen por pasar a ser la nostalgia que me inspira y por no ser actor de paso en el preludio de una muerte anunciada.
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