
Tiene el Quindío aires de mi tierra
Tiene el Quindío la sencillez loca de mi tierra,
un apocalíptico enigma bello
que retuerce mis pupilas bandoleras
ante la poesía verde ondulada que encubre su tango cafetero.
Tiene el Quindío las canas de mi tierra,
una irremediable madurez con solera
que corre en el pecho agrietado de arrieros
y en la frente arrugada de chapoleras durmientes.
Tiene el Quindío las penas de mi tierra,
un sentir imparable de ser incomprendido,
la sinrazón de un siempre futuro nostálgico
que agarra la vida por el cuello
y zarandea los tedios pesimistas.
Pero hay más.
Tiene el Quindío la alegría de mi tierra,
un perenne combate jornalero,
locura ardiente de manos al sol
al precio sangriento de arepas de buenas noches y tinto mañanero.
Tiene el Quindío los atardeceres veraniegos de mi tierra,
un relucir en hogueras de San Juan
que nubla estrellitas campesinas
ablandecidas de su reina lunera.
Tiene el Quindío una dulzura demasiado ostensible para ser real,
un regadío de chapoleras que bañan mis ya sanas cicatrices
fruto del recuerdo de dos cuerpos desnudos separados por su sombra,
en mi terrible estado de enamoramiento tardío.
Tiene el Quindío el tono romántico de mi tierra,
un latir lunático,
pero sosegado,
que ampara incluso amores en simulacro.
Tiene el Quindío esa savia,
Ese verde espejo,
Esa serenidad terminante
que encuentro dentro de este cuadro.
!!!Artista!!!! Para enmarcar el poema del Quindío.