
Atardeceres de Fix You
Atardeceres de Fix you
Les unió su afán por soñar.
Trotamundos del viejo continente, y del no tan viejo.
Catadores empedernidos de cerveza local,
alternaban garitos que convertían en museos de ciudad.
Incomprendidos sociales,
superaban barreras contextuales retando la cotidianidad de sus días en ilustres plazas foráneas.
Cuántos recuerdos guardan sus memorias,
y cuan sincera era la amistad que entablaban a sabiendas de lo efímero de las experiencias en las que se embarcaban.
Confiaban sus almas a la amnesia de labios veraniegos en pubertad.
Inexpertos, desconocían los principios en el arte de amar.
Espíritus nobles.
Penitentes de bondad.
Críticos sociales.
Cinéfilos alternativos,
poetas muertos de corazón,
Oh capitán, mi capitán; en álgido éxtasis solían cantar.
Arreglaban sus diferencias y disgustos en caravanas estáticas que pasaron a otra vida.
Bolsillos agujereados por donde se colaba la esperanza de ganar unas perrillas entre catering, lienzos, hierros y entrega de sofás.
Ingeniosos ideaban aventuras donde la plata pasaba a un segundo lugar.
Jornadas playeras entre poniente y levante.
Deportistas populares de domingo.
Jueves de amaneceres entre pueblo y capital.
Lunes de mucha reflexión y poco que estudiar.
Acercaron el dorado creando un estilo al que hoy llamaron vintage.
Guardaban para el posdata la mejor de las sorpresas: su sinceridad.
Locuras, llantos, risas; tristemente un diario olvidaron relatar.
La música también era parte de su unidad,
a la que daban vida en largas noches de aeropuerto.
Chicago, Oporto, Londres, Praga, Gantes, París, New York, entendieron su vagabundeo en el arte de idolatrar.
Los puentes le seducían.
Cruzaban sus calzadas regodeándose en la añoranza del recuerdo que habían creado antes de llegar.
Iluminados por los últimos resquicios de sol se miraban con complicidad,
sonrientes otro Fix you comenzaba a sonar.
Para Alfonso, Palop, Jose, Ramón, Juan Pablo; perpetuos poetas muertos que hicieron de los veintes una edad memorable.
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